Existen en la red muchos contenidos que buscan ayudar a una mamá emprendedora a lograr su objetivo, pero la realidad suele superar cualquier recomendación. Sin embargo, existe una que se menciona frecuentemente y ha mostrado su efectividad: acercarse a una comunidad.
Cuando estaba embarazada de su primer hijo, Paola Tabachnik decidió que iba a dejar de trabajar para dedicarse a la maternidad; sin embargo, le fue muy difícil sostener esta decisión sobre todo después de estar en contacto con muchos emprendedores que iban a pedir capital al fondo de inversión para el que trabajaba.
Así que Paola montó su propia agencia de Relaciones Públicas, pero a los pocos meses comprobó lo complicado que era ser mamá emprendedora: trabajar y cuidar a un recién nacido. Así que decidió decirles adiós a las cuenta que llevaba. Sin embargo, algunos de sus clientes le pidieron que continuara trabajando con ellos al ritmo que necesitara hacerlo.
Entender las necesidades de una mamá emprendedora
Al poco tiempo, esta mamá emprendedora tenía en su casa a gente trabajando mientras ella cuidaba de su bebé. Tenía que tener un espacio propio y decidió juntarse con un par de amigas con hijos, Cris Rivero y María Galindo, para rentar una casa y acondicionar un espacio como ludoteca.
Esta solución le funcionó tan bien que pronto ya había otras mamás buscando un espacio similar al suyo. Así es que surgió Co-Madre en 2018, un coworking pensado en satisfacer las necesidades de una mamá emprendedora. Paola lo define como “un espacio enfocado en buscar el balance entre vida personal y profesional de las mujeres”.
Uno de los obstáculos para emprender de las mujeres, sean mamás o no, es el tiempo, de acuerdo a un estudio realizado por la Asociación de Emprendedores de México. Este obstáculo sólo se presenta en el caso de las mujeres y no así en los hombres, porque ellas tienen que dedicarle tiempo al cuidado de los miembros de la familia y a las actividades domésticas.
Levantar capital semilla para iniciar
Paola Tabachnik estaba convencida que la cercanía entre la madre y el bebé durante los primeros tres años es fundamental, así que prefería tener a su bebé muy cerca de ella mientras trabajaba. Y, además, quería que otras mamás emprendedoras pudieran tener ese mismo beneficio.
Junto con sus socias, Paola hizo un business plan y después un pitch para conseguir el capital semilla -a través del modelo Friends & Family- necesario para abrir una primera sucursal. La primera ronda de capital levantó 16.5 millones de pesos (mdp) para abrir un espacio de 620 m2 en Montes Urales, Lomas de Chapultepec, para alrededor de 150 personas con espacios comunes y un conjunto de 16 oficinas privadas.
La propuesta de valor del coworking Co-Madre no solo era tener una ludoteca para los pequeños, sino también instalaciones especiales para las mujeres como lactario, salón de belleza y masajes, cuartos de terapia, biblioteca, restaurante saludable. Además de capacitación y una serie de beneficios por formar parte de la comunidad de mamás emprendedoras.
La mamá emprendedora frente a la pandemia
Gracias al éxito que tuvo el coworking entre mujeres emprendedoras, con o sin hijos. En 2019, Paola decidió levantar una segunda ronda de inversión, ante un fondo institucional, para construir un segundo piso al espacio de Montes Urales para 50 oficinas más además abrir un par de coworking más en Santa Fe y la zona Centro de de la Ciudad de México.
En 2020 llegó la pandemia y Paola junto con sus socios tuvieron que cerrar el espacio de Co-Madre por alrededor de seis meses. Con todas las medidas de seguridad sanitaria regresaron y en el mes de noviembre empezaban a ver la luz, cuando en enero 2021 la segunda ola de contagio de Covid-19 provocó un nuevo cierre.
Paola confiesa que fue un momento de mucha oscuridad para ella y su negocio que comenzó a desesperarse. Afortunadamente sus socios y mentores le ayudaron a encontrar una salida. La mamá emprendedora se dio cuenta que tenía que escuchar a su mercado y ofrecerle a sus clientes lo que necesitaban en el momento en que lo requerían.
Un cambio importante que notó Paola en la pandemia fue que más hombres se empezaron a interesar por este tipo de espacios, pues con el confinamiento empezaron a involucrarse más en las tareas del hogar, en el cuidado de los enfermos y la educación de los hijos.
Alianzas para expandirse y crecer la comunidad
Fue entonces que de esta oscuridad, surgió la solución de expandir sus servicios a través de hacer alianzas con otros espacios de coworking en Cancún, Monterrey, Puebla, Querétaro, entre otros. Las membresías que hoy ofrece Co-Madre permiten el acceso a más de 50 centros de negocios con paquetes accesibles para que las mamás vayan a trabajar 4 u 8 días al mes o de forma ilimitada por precios que van desde los 624 pesos hasta 2,500 pesos.
Así Co-Madre busca abrir su comunidad, interactuar con las mamás emprendedoras que hoy cambiaron de ubicación, trabajan desde casa y siguen buscando el balance entre tanto caos. Para ellas existe una comunidad digital donde pueden capacitarse con talleres, cursos, conferencias y networking.
Paola asegura que aunque la pandemia no ha terminado, Co-Madre seguirá buscando la manera de transformar más espacios para las necesidades de la mamá emprendedora, así como garantizar su seguridad. “Queremos darle a más mujeres la oportunidad de dar el primer paso para emprender con un espacio donde sea como su segunda casa”.
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