Una de las innovaciones tecnológicas que mejor se han adaptado a todas las industrias es la impresión 3D. Gerardo Espinosa, fundador de Montelo utilizó esta técnica enfocada en el sector salud para generar prototipos de órganos y tejidos. Conoce los retos que ha enfrentado para hacerla accesible a todos.
La impresión 3D es la fabricación por adición de piezas tridimensionales en una impresora especializada y con materiales específicos. Su propósito es reproducir en dimensiones y texturas, objetos, herramientas, repuestos, moldes y prototipos para distintas industrias. Aunque es una tecnología que comenzó a popularizarse desde 2003, su utilización cada vez es más accesible en alcance y costos.
Uso de la impresión 3D en medicina
La medicina es una de las industrias con mayor potencial para utilizar impresión 3D. Sin embargo, en México no se ha fortalecido para facilitar el ejercicio médico. Algunas de las aplicaciones que pueden implementarse son:
En prótesis: desde partes del cuerpo como brazos y piernas, hasta dentaduras completas.
En cirugías: para imprimir réplicas exactas de órganos, tejidos y huesos que se operarán. De esta manera, el médico puede practicar en un modelo antes de intervenir al paciente, y además explicar con mayor detalle el procedimiento que se realizará.
Y fue justamente en esta materia en la que Gerardo Espinosa decidió emprender hace cinco años. Así nació Montelo, bajo una motivación clara: contribuir a minimizar los riesgos en una operación y al mismo tiempo, ayudar a los pacientes a entender mejor el tipo de procedimiento que recibiría.
El emprendedor deseaba ofrecer una posibilidad mayor de diagnóstico. Al practicar en un prototipo del órgano o tejido con dimensiones reales, se abriría la posibilidad a:
- Nuevas alternativas de tratamiento
- Menor duración de la cirugía
- Recuperación más rápida
La innovación en biomedicina es escasa
Actualmente, Gerardo tiene 28 años, pero descubrió su interés por explorar este campo desde que estudiaba Ingeniería biomédica en Sonora. Desde esta época, notó que incluso entre compañeros y profesores no estaba muy claro el propósito de la carrera y por lo tanto, el mercado laboral que existía.
Al emprendedor le encantaba la investigación y se sentía muy atraído por ejecutar la impresión 3D en la biomedicina, pero el mercado laboral era escaso y las innovaciones tecnológicas no eran accesibles. A pesar de existir empresas de tecnología médica, no apostaban por la innovación y desarrollo propios, sino, que adoptaban innovaciones extranjeras.
En su búsqueda, descubrió que en medicina existe poca o nula planeación en cirugías complejas. En distintos países, el estudio previo a las cirugías es muy relevante y dedican especial atención en valorar el tipo de tratamientos que requiere el paciente. Para atender esta necesidad en México, una de las alternativas de diagnóstico y estudios previos podía ser con ayuda de impresión 3D. Al imprimir un modelo con las dimensiones específicas del órgano o tejido del paciente, el análisis previo resulta más eficiente.
Todo parecía viable para impulsar esta utilidad en México, pero aquí se dio cuenta que la industria médica no estaba preparada para incorporar la impresión 3D a sus procedimientos. En primera instancia, por falta de presupuestos y posteriormente por una falta de aceptación por parte de los profesionales médicos y aseguradoras para pagar por esta tecnología.
Descubre cómo le ha hecho frente a estos retos en la charla que tuvimos con Gerardo Espinosa, fundador de Montelo en nuestro podcast The Talk para emprender.
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