A pesar de los avances en inclusión, las mujeres emprendedoras en México aún presentan retos que dificultan su participación en el plano empresarial. Emprender en México se convierte en una batalla entre la necesidad y las posibilidades.
El emprendimiento femenino surge principalmente como una alternativa para generar ingresos que contribuyan a la economía del hogar. De acuerdo con Pro Mujer, las mujeres destinan hasta el 90% de sus ingresos al gasto familiar, mientras que los hombres invierten el 40%.
Las mujeres emprendedoras en México son propietarias del 36.6% de los negocios en el país. Es decir, solo tres de 10 empresas son fundadas por mujeres, según el INEGI. Esta cifra demuestra que, a pesar de ser más de la mitad de la población, existe una desigualdad de género en el ecosistema emprendedor.
Uno de los principales retos ante la desigualdad es la disponibilidad de tiempo. En el Censo de Población y Vivienda 2020, las mujeres encuestadas aseguraron tener solo 4.2 horas libres a la semana. Esta cifra es reforzada por la brecha de género en la carga total de trabajo remunerado y no remunerado de 13.4 horas semanales hacia las mujeres.
En las mujeres recae la mayoría de las labores domésticas y de cuidado, factor que impacta en su inserción al mercado laboral. De acuerdo con información del INEGI, retomada por ONU-Hábitat, la tasa de participación económica de los hombres es del 72.75%, mientras que la de las mujeres solo es del 40%.
Es decir, 7 de cada 10 hombres en edad productiva participa activamente y en el caso de mujeres, solo 4 de cada 10 lo hace. Si esta diferencia de más de 30%, lograra estandarizarse, elevaría en 22% al ingreso per cápita del país.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) elaboró la anatomía de las mujeres emprendedoras mexicanas. En promedio tienen entre 25 y 44 años, están casadas, tienen de uno a dos hijos y su nivel de escolaridad es secundaria. Operan en la informalidad, principalmente por tres razones:
El INEGI agrega que casi todos los negocios de mujeres emprendedoras en México son microempresas (99.5%), que requieren un máximo de dos personas (84.5%).
El estudio La puerta de la formalidad: una oportunidad para el emprendimiento femenino, elaborado por el IMCO detalla que 82% de las mujeres emprendedoras opera en el sector informal. No obstante, las mujeres empresarias mexicanas del sector formal, ganan 2.5 veces más.
La informalidad se relaciona con salarios más bajos y falta de herramientas para hacer más escalables los negocios de mujeres. Los ingresos de las emprendedoras informales, en promedio es de 3,707 pesos mensuales, mientras que el de las emprendedoras formales llega a 9,535 pesos.
Esto se debe principalmente a que el sector formal permite la apertura a beneficios como financiamiento y capacitación para consolidar el crecimiento de sus negocios. Así como una mayor oportunidad en programas de gobierno y servicios de salud.
La brecha se extiende a las mujeres que trabajan por cuenta propia o son autoempleadas y a las generadoras de empleos, que son consideradas empresarias. El número de autoempleadas es casi ocho veces mayor.
El 19 de noviembre se conmemora el día internacional de la mujer emprendedora para hacer evidentes estas dificultades y los avances alcanzados. A nivel mundial, la situación no es muy distinta a México. De acuerdo con el reporte Women Entrepreneurs Worldwide 2018/2019 de Global Entrepreneurship Monitor (GEM), hasta 2019 había 252 millones de mujeres dueñas de empresas, 63 millones más que en 2010.
El Banco Mundial reafirma la tendencia de mujeres empresarias a nivel mundial. En donde al igual que en México solo tres de cada 10 empresas pertenecen a mujeres emprendedoras, no obstante, la intención de emprender por parte de las mujeres, supera el 17%.
A nivel directivo en las empresas, la presencia femenina continúa al alza cada año. El organismo europeo STEAM Women Congress elaboró un mapa interactivo basado en un estudio en el que participaron tres mil compañías de 56 países (incluido México). En el acceso a oportunidades a altos cargos empresariales también hay inequidad.
Únicamente en nueve países existe participación femenina superior al 30% como Canadá, Francia y Reino Unido. Esta es la cifra mínima que se toma en cuenta para considerar que la presencia de mujeres en cargos directivos impacte en la empresa. Otros 10 países tienen entre el 20 y 30% como Estados Unidos, España y Sudáfrica. En el caso de México, el porcentaje de participación femenina en altos puestos es de 7.1%, debajo de Chile (7.5%), Brasil (8.9%) y Argentina (11.1%).
Otro de los beneficios de emprender en el sector formal es un mayor acceso a capital y financiamiento, a pesar de ello, esta posibilidad aún es limitada. De acuerdo con el IMCO, retos como complejos procesos de solicitud, falta de historial crediticio o estereotipos en cuanto al endeudamiento, orillan a las mujeres a elegir en primer lugar a familiares y amigos. Según el INEGI, solo 13 de cada 100 empresas de mujeres obtuvieron un crédito o financiamiento.
Aunque está demostrado por la Secretaría de Hacienda y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) que las mujeres tienen mejor tasa de pago que los hombres, prevalece una falta de confianza a proyectos de mujeres. Por esta razón, hay productos e instituciones especializadas en mujeres emprendedoras mexicanas.
Esta formalidad se traduce también a nivel gestión. El INEGI comparte que las mujeres empresarias contratan a dos mujeres por cada hombre y del total de sus empleados, 86.1% permanece en la empresa todo el año.
Para fortalecer a las mujeres emprendedoras en México se requiere mayor apoyo de redes familiares, empresas y de gobierno. Así como mayor confianza en sí mismas. A nivel cultural, existen limitantes como el miedo a fallar, la falta de reconocimiento al trabajo no remunerado, así como la suposición de que las mujeres están mejor capacitadas para los cuidados del hogar y la familia.
Un ejemplo es que en México el uso de servicios de cuidado infantil solo es del 5%, mientras que, en promedio, en países de la OCDE es de 35%, de acuerdo con ONU México 2020.
En el plano empresarial, erradicar la discriminación horizontal al considerar que las mujeres solo están capacitadas para ciertas actividades, y la discriminación vertical, al limitar su escalabilidad dentro de las compañías y, por lo tanto, el sueldo.
Vale la pena empoderar a las empresarias mexicanas. De acuerdo con la ONU, al aumentar la presencia femenina en cargos directivos, se incrementa la eficacia organizacional, la estabilidad financiera mejora y se reduce la rotación de personal.
Los beneficios ya los conocemos, es momento de construir escaleras para fortalecer la economía con ayuda de las mujeres emprendedoras de México.
En WORTEV queremos contribuir a la inclusión femenina en los negocios. Por eso preparamos el evento gratuito WORTEV Rise Day: Mujeres emprendedoras. El liderazgo como nunca antes lo habías visto. En un panel interactivo conocimos a cuatro líderes de negocios en México, quienes compartieron qué las llevó a emprender, cómo han superado los retos en sus industrias y su visión sobre cómo construir un sector empresarial más equitativo en México.
Una de las mujeres clave en el sector económico para el emprendimiento que dirige desde abril de 2018 esta asociación que fomenta el desarrollo de la industria del capital privado. Anteriormente fue directora de capital emprendedor en el Instituto Nacional de Emprendedor.
Cuenta con más de 15 años de experiencia en la banca de desarrollo en áreas de evaluación de proyectos, asistencia técnica y diseño, desarrollo y administración de proyectos con fondeo de organismos financieros internacionales.
Emprendedora que creó la línea de pañales ecológicos Ecopipo y Lubella, comercializa toallas sanitarias y pantiprotectores con la misma tecnología y bajo el mismo modelo de negocio de venta en línea y distribución.
Ixchel nos demostró con su historia, que la innovación es posible gracias a la tenacidad y la entrega para emprender y poder aplicar la creatividad de tus ideas. Actualmente se comercializa en más de 10 países.
Deborah es fundadora y CEO de CanastaRosa.com, la plataforma digital para inspirar, comprar y vender productos únicos, locales y hechos a mano por emprendedores.
También es cofundadora de Kiwilimón, el portal de recetas de cocina #1 de Latinoamérica. Es parte del consejo de Kiwilimón, Ambrosía y Pro-Empleo. Deborah es mamá de 4 y esposa.
Apasionada por crear oportunidades e impulsar mejores espacios de trabajo, Michelle es consultora experta en ayudar a las empresas a transformar su cultura.
Actualmente es CEO de Great Culture to Innovate® en México, firma global con la cual promueve y desarrolla culturas de innovación y preside el Foro Económico Mundial de Mujeres en México y España.
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