La cantautora mexicana, con su estilo único, abre camino a otras mujeres en la industria de la música.
Para Ingrid Löw hacer música era como jugar, algo natural y motivo para que en cada festividad tuviera un nuevo instrumento que tocar y aprender. El interés por la música surge desde temprana edad, mismo que llevó a la cantautora mexicana a ser más autodidacta hasta encontrar su propio sello. Su talento la hizo seguir este camino casi de manera natural “Me formé antes de escuchar música”.
La cantautora mexicana de familia alemana encontró entre el soul, jazz y folk su estilo único, mismo que formó en los dos países que forman parte de sus raíces: México y Alemania.
Ingrid comenzó su carrera con musicalizaciones en programas de televisión del canal 11 e, incluso, en su música llegó al cine independiente. Participó en el corto “Encuentro” que ganó en el Festival Internacional de Cine de Morelia en 2019 y quedó nominado a los premios Ariel en el 2020.
¿De dónde viene tu gusto por la música?
Inicia desde que soy pequeña, para mi los instrumentos eran como juguetes. Yo pasaba por una tienda de instrumentos y quería uno. Para mi era normal tener este gusto por la música. No imaginaba ser cantautora, fue hasta que un maestro de música comenzó a educar más mi oído.
Él era un amante del blues y jazz, me fue llevando a este género. Después me voy a estudiar a Alemania y ahí me encuentro con más teóricas aplicadas en la guitarra.
¿A quién admiras de tu industria y por qué?
Nina Simone – responde sin titubear-, conecté con esa figura. Tenía un discurso de lucha social, a pesar de la temporalidad en la que se encontraba. En ese momento, la lucha de afroamericanos y con todo lo que eso lleva en contra se clavó en hacer buena música. Logró transmitir el mensaje. Musicalmente me encanta.
¿Te consideras una emprendedora?
Sí. Para tener un proyecto de música, su contenido, hay que tener un plan de negocios al igual que cualquier emprendimiento. Hay cosas que no sabemos hacer pero tenemos que aprender para sacar tu proyecto. Aunque ya hay muchas herramientas para tener un liderazgo en tu mismo proyecto, sí necesitas una manita, porque se convierte en un trabajo de tiempo completo y más en la industria de la música.
¿Cuál ha sido tu mayor reto o fortaleza como cantautora?
Creo que cuando empiezas no hay parámetros de donde estás parada. Sin duda, mi mayor reto es la música, para mi es un emprendimiento, es un constante trabajo. No se trata sólo de hacer música, tienes que aprender otros skills y habilidades que no tenías en mente.
Tener fortaleza para sacar el proyecto, entender cómo llevarlo, en especial, en un mar de oferta que hay en el mercado. La oferta es enorme, es necesario como músico tener claro cómo llevar tu propuesta y mantenerte. Incluso en una industria en la que persisten estereotipos en las mujeres en las que si eres cantante, guapa y enseñas, la vas a armar.
¿Cómo fue tu experiencia en el Zócalo capitalino en 2018?
Antes quiero contarte que ya había tocado covers en la plaza. En una de esas veces, me tocó participar con Mon Laferte y Vivir Quintana. En ese año, Mon Laferte, invita al colectivo El Palomar a cerrar su concierto, por primera vez y a partir de ahí tomó potencial como red de apoyo entre mujeres en esta industria de la música.
Pero en 2018 me toca participar y tenía que llevar mi mensaje. Ya estaba preparando mi material, mi primer sencillo “Sin Miedo”. Cuando escribí esa canción es especial para mi, me di cuenta de que había tenido miedo de hacer música. Esta canción, habla de los miedos, que tenemos internos, de que nos juzguen, de sobresalir, de brillar. Y ese fue el mensaje que quise transmitir: nunca tengas miedo.
Actualmente, en estos tiempos de crisis, ¿qué papel tiene la música?
A principios de la pandemia encontré otra manera de conectar y transmitir mi música. Hay dos puntos de vista desde quien la consume y quien la produce. Recuerdo que a principios de la pandemia, en el encierro hacía serenatas online.
Había una sensación, al inicio, de que no puedo ni mandar flores, ni nada, no la puedo ir a ver, y los negocios, no estaban impactados. Se notó una emoción de cómo la gente quería comunicarle a sus seres amados.
Para mi como artista, la música nos hace sentir cerca, porque la música nos puede hacer sentir casi lo mismo como estar ahí. Nos hace sentir conectados, al inicio de la pandemia, con la música, necesitábamos conectarnos.
Ahora, gente que incluso no hacía música, comenzó a hacer música en sus tiempos libres. Los receptores están saturados y con el lanzamiento diario de canciones, hay una gran oferta que hace que el significado pueda perderse.
¿Qué contribución hace la industria de la música al mundo?
La propuesta de música en vivo, sigue siendo una apuesta atractiva. Cuando podamos salir, muchos vamos a entrar al ciclo de lanzamientos, o produciendo.
Ahorita todo es mediante una pantalla, por zoom. La experiencia presencial también puede cambiar, ya no será la misma, buscaremos una nueva experiencia musical. Y también espero que la oferta se va a nivelar.
¿Cuáles son tus planes como cantautora en los próximos años?
Por ahora, estoy enfocada en aprender cosas nuevas que van a contribuir a mi proyecto musical. La grabación y composición de nuevas canciones para llevarlas al estudio a finales de año. Aunque estoy disfrutando ese proceso, lo llevo con calma y sin prisa.
Como cantautora mexicana, participar en proyectos con el Palomar y Voces de Latinoamericana, es una forma de abrir camino a otras artistas en esta industria.
Ingrid Löw participó con nosotros en el WORTEV Rise Day de abril: Snacks para emprendedores para compartirnos desde su visión musical cómo fortalecer nuestro espíritu emprendedor. Revive su participación aquí.