Imagina una persona con riesgo cardiovascular que pueda predecir un ataque cardiaco gracias a un implante subdérmico y salvar su vida. Parece una escena de una película futurista de ciencia-ficción, pero puede ser posible gracias al biohacking. Pero, ¿qué es el biohacking y cómo podrías aplicarlo a tu vida?
Para entender qué es el biohacking es necesario empezar por la definición. Se trata de la fusión de dos términos: “biología” y “hacking”. La concepción más purista dice que es una práctica cuyo propósito es el acercamiento de la ciencia a la ciudadanía al trasladar los laboratorios de investigación a los garajes u hogares del público general.
Hay dos vertientes diferentes que explican qué es el biohacking. Una de ellas es muy sofisticada y pretende utilizar la biología casera para mejorar las capacidades físicas y mentales del ser humano. Otra es más simple y pretende usar la tecnología para potenciar dichas capacidades, pero de manera no invasiva.
La primera usaría un implante para monitorear el corazón de un paciente con riesgo cardiaco. Mientras que la segunda utilizaría un wearable (tecnología vestible) como una pulsera o un smartwatch para revisar las pulsaciones por minuto.
Los biohackers vanguardistas serían capaces de poner a prueba al organismo con ensayos físicos directos como la exposición de elementos químicos. Pero quienes practican el biohacking de manera no invasiva utilizan suplementos alimenticios, las vitaminas y la propia alimentación, que al fin de cuentas es química.
Los seguidores del biohacking como biología casera, se identifican con el movimiento transhumanista y el techno-progresismo.
Pero la otra vertiente ve el biohacking como la gestión de la propia biología utilizando una serie de técnicas médicas, nutricionales y tecnológicas.
Ambas variantes coinciden en que el cuerpo humano es una máquina simple que puede mejorarse.
Biohacking como ciencia casera
Los biohackers en el mundo experimentan con proyectos diversos, desde la secuenciación de genomas hasta la implantación de dispositivos electrónicos debajo de la piel.
“Esta no es una idea revolucionaria, es una idea vintage”, dijo en una charla TED, la española biohacker Núria Conde Pueyo. La integrante de DIYBio Barcelona se refirió a los laboratorios caseros que tuvieron los científicos de hace siglos.
Pero la tendencia del biohacking como tal comenzó hace poco más de una década cuando la investigadora Meredith Patterson, autora del Manifiesto del Biohacking, desarrolló bacterias modificadas genéticamente que se iluminaban al contacto con la melamina, una sustancia química letal para los humanos.
El joven mexicano Ricardo Camilo Chávez es un biohacker que también ha experimentado con bioluminiscencia. Ha trabajado con bacterias y levaduras que brillan en la oscuridad de manera segura.
El maestro en Biología Sintética y Sistemas Biológicos en la Universidad de Edimburgo creó su propia empresa relacionada con el biohacking. En 2017 nació Scintia, startup que fundó en Monterrey junto con Alejandra Garza, Alejandro Guzmán y Minerva Castellanos, que desarrolla y manufactura equipo accesible y de bajo costo para el biohacking.
En una charla TED, Chávez compartió que lidera un equipo que fabrica equipo de biotecnología y que quiere abrir el primer laboratorio comunitario en Monterrey para hacer ingeniería genética.
Un ejemplo tangible de biohacking, mencionó Chávez, es el proyecto estadounidense BioCurious, que hace queso vegano al obtener la información genética que les permite a las vacas producir lactosa.
Esta tendencia que comenzó con fuerza entre 2008 y 2009 cuenta con varios proyectos en el mundo. Otro ejemplo es Circadia, un dispositivo implantable que puede leer datos biomédicos y transmitirlos a internet a través de bluetooth.
Cómo aplicar el biohacking en tu vida diaria
Alcanzar mayor concentración, reducir los niveles de estrés, optimizar el sistema inmune, mejorar la calidad del sueño son objetivos que pueden alcanzarse gracias al biohacking.
El biohacking no es algo de ciencia ficción es detectar las vulnerabilidades que tenemos en nuestro cuerpo y hackearlas o, mejor dicho, simplemente mejorarlas.
Esta tendencia de bienestar surge, además, porque prevenir una enfermedad es más fácil que curarla.
El objetivo es optimizar el potencial humano con herramientas de biohacking. Para el biohacker John Garant hay algunas áreas donde se puede implementar.
En su canal de YouTube, Biohacker extremo, Garant aconseja mejorar estas áreas con biohacking.
1. Nutrición. Las vulnerabilidades pueden estar en los metales pesados, plaguicidas, microplásticos. Para hackear eso debemos obtener productos directamente de la naturaleza para aumentar tu energía.
2. Entrenamiento. Las vulnerabilidades entrenamientos mecánicos en vez de entrenamientos con una amplia gama de movimientos y el hecho de entrenar en lugares cerrados, en vez de entrenar al aire libre. ¿Cómo hackear eso?, cambiando de prácticas.
3. Sueño. Mucha gente sufre de insomnio y la luz azul de los aparatos electrónicos es uno de los factores que ocasiona este problema. El objetivo del biohacking sería optimizar el sueño profundo.
4. Mente: Las vulnerabilidades de la mente son el estrés crónico y la ansiedad. La forma de hackearla sería con meditación, y la ocupación de la mente en cosas productivas.
En tiempos de pandemia esta tendencia podría ser de gran beneficio para abandonar malos hábitos. El biohacking empieza por ver dónde debemos poner atención sobre nuestra salud para alcanzar nuestro máximo potencial. La tecnología puede ayudar, ya sean relojes, pulseras, lentes o bandas inteligentes, los wearables son dispositivos que monitorean, registran y analizan datos relacionados con la actividad física, hábitos alimenticios y sueño. Un estudio de Deloitte de 2021 muestra que, en México, el acceso a smartwatches, aumentó de 54% en 2019 a 72% en 2020.
Mientras das el primer paso hacia el biohacking te invitamos a leer: 3 Reglas infalibles para fortalecer el sistema inmunológico.