Promover nuevas formas de hacer negocio con mayor compromiso con el medio ambiente, el entorno social y las personas se ha convertido en una necesidad. Ya no es suficiente con crear empresas para generar ganancias. La economía y el contexto global exige que nos responsabilicemos de nuestro impacto con base en los criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés).
¿Qué significa ESG? Estas siglas hacen referencia a tres criterios que toman en cuenta los inversionistas y fondos de capital privado para invertir en una empresa. A este tipo de inversión se le conoce como inversión sostenible, y su objetivo es incentivar a los negocios a mejorar e influir en su entorno.
La inversión sostenible no es un tema nuevo. Sin embargo, en años recientes ha cobrado mayor relevancia derivado de la urgente necesidad por impactar positivamente en el mundo y en las personas. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un acuerdo impulsado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fue firmado por 193 países y son la principal referencia para identificar y contribuir a erradicar los problemas más urgentes del mundo.
Parte de estos esfuerzos recae en el sector empresarial, en donde la industria de capital privado es un importante actor. Los inversionistas desempeñan un papel clave al impulsar a las nuevas generaciones de empresas y proveer recursos para desarrollar nuevas tecnologías que contribuyan a darle solución a los problemas enlistados en los ODS.
Tan solo en Estados Unidos, 76% de las empresas se apalancan gracias al capital privado, de acuerdo con los Principios para la Inversión Responsable de las Naciones Unidas, por lo que poner énfasis en los criterios ESG transformaría el contexto empresarial.
Las inversiones de impacto a nivel mundial se ubicaron en 7 mil millones de dólares al cierre de 2020. Esta cifra es 43 veces superior a las registradas en 2019, cuyo montó fue de 160 millones, de acuerdo con datos de la Encuesta Global sobre la Inversión de Impacto, retomados por WORTEV Capital. Estos fondos se concentran principalmente en Estados Unidos y Canadá, por lo que aún hay un largo camino por recorrer.
Afortunadamente, cada día son más los fondos que apuestan por impulsar la sustentabilidad. De acuerdo con la firma de capital emprendedor WORTEV Capital, en América Latina y el Caribe ha aumentado el interés por invertir en sustentabilidad en 40% pese a la incertidumbre económica.
Con este creciente interés y con el surgimiento de fondos especializados en empresas emergentes, que cumplan con criterios ESG, aceleran este impacto. De hecho, los inversionistas están dispuestos a apoyar proyectos de este tipo en etapas iniciales, aunque represente mayor riesgo.
A esto, se suma el apoyo de los consumidores por elegir empresas con un propósito superior, de acuerdo con el Reporte sobre tendencias de consumo de Euromonitor Internacional.
Los criterios ESG son considerados por los inversionistas no solo para aportar capital, sino también, para brindar orientación y ayudar a reducir los riesgos de un emprendimiento en fase temprana. Al identificarlos, es más sencillo seleccionar los activos para invertir evaluando estos tres factores:
¿Cuál es el impacto de tu actividad en el medio ambiente? Identifica tu cadena productiva y evalúa la contaminación y emisión de gases para conocer qué acciones puedes llevar a cabo para mitigar estos efectos de manera directa e indirecta. Al considerar este factor, los inversionistas determinan tu administración de recursos, procesos medioambientales, costos y nivel de innovación.
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Se refiere al respaldo que la empresa brinda a sus empleados, colaboradores y aliados, así como el impacto en su comunidad y el entorno social. La evaluación por parte de los inversionistas consiste en identificar las condiciones laborales, equidad y diversidad, valores, buenas relaciones, productividad, así como la protección de la salud y seguridad.
La gobernanza o gobierno corporativo es el último factor de los criterios ESG. Se refiere a la gestión administrativa, a las estrategias financieras y a la estructura del consejo en una empresa. El objetivo de analizar este factor es evaluar la rentabilidad económica, así como conocer sus estados financieros, políticas de transparencia y proyecciones a mediano y largo plazo.
Las empresas que muestran interés en estos criterios no solo son más atractivas para los fondos de capital o inversionistas, sino que también tienen mayor oportunidad de perdurar, conquistar clientes y expandirse a nivel internacional, por sus buenas políticas.
Siempre es buen momento para mejorar tus prácticas actuales, conoce los beneficios de comenzar a aplicar criterios ESG en tu negocio.
Al integrar políticas responsables, elevas el nivel de competitividad no solo a nivel local, sino también, internacional.
Al invertir en empresas con criterios ESG, los inversionistas pueden mejorar su rendimiento al otorgar recursos a proyectos sostenibles y con visión de largo alcance.
Los criterios ESG contribuyen a la atracción y retención de personal que comparten los mismos valores y desean formar parte de una empresa con propósito. Con ello, mantienen su motivación e incrementa la productividad.
Las empresas con criterios ESG tienen mejor aceptación por parte de los consumidores, que buscan contribuir social o ambientalmente mientras satisfacen sus necesidades. Por otra parte, puedes sumar esfuerzos con organismos o iniciativas que también impulsen el mismo propósito y formar un frente común.
Aunque en la teoría, se ha confirmado que la inversión por criterios ESG puede mejorar contundentemente las condiciones en las que se crean las empresas, en un reciente artículo publicado por The Economist, se pone en duda su éxito en el mundo real.
“La inversión por criterios ESG tiene a menudo buenas intenciones, pero es profundamente defectuosa. Se corre el riesgo de establecer objetivos contradictorios para las empresas, desplumar a los inversionistas y distraer la atención de la tarea vital de abordar el cambio climático”, afirma el artículo.
Al agrupar un conjunto de ambiciosos objetivos, no ofrece una guía coherente que proteja a todos los involucrados. Por ejemplo, si cierra una empresa minera de carbón, se beneficia al clima, pero ¿qué pasaría con la cadena productiva que incluye a proveedores y trabajadores? De qué manera se puede hacer una transición a mejores prácticas, sin descuidar la demanda actual y sin afectar a los involucrados.
La inversión por criterios ESG se concentra en los beneficios. De hecho, los titanes de la gestión de inversiones afirman que más de un tercio de sus activos (35 billones de dólares en total), se realizan a través de la lente ESG.
Sin embargo, no se habla sobre el impacto en dinero que representa para la sociedad y para el medio ambiente. La duda que pone en la mesa The Economist es ¿se podrían asumir o eliminar estos costos? Y afirma “el vínculo entre la virtud y los resultados financieros es sospechoso”.
A medida que los inversionistas se involucran más en estos aspectos, se vuelven más escépticos. Por otra parte, la agitación actual de los mercados financieros limita la afluencia de dinero a los fondos de inversión sostenible.
La realidad es que, aunque la inversión por criterios ESG no se haya pulido de manera específica, sí se requieren esfuerzos para reducir los problemas sociales y ambientales. Por esta razón, The Economist plantea estas soluciones:
Cuantos más objetivos haya que alcanzar, es más complicado lograrlo. Si las empresas y los inversionistas se enfocan en uno de los criterios, será más probable impactar y evaluar a fondo.
Para el caso de la E (enviroment o medio ambiente), sugiere enfocarse en las emisiones. Por ejemplo, presionar a gobiernos para que las empresas externen de manera regulada y estandarizada su huella de carbono y evaluar quienes son los que más dañan y los que mejor trabajo realizan.
Respecto a la letra S (social), cada empresa puede evaluar de manera descentralizada su conducta y su propósito a largo plazo, por lo que el impacto es más tangible.
En el caso de la G (gobernanza o gestión), existen múltiples modelos en los que pueden mejorar, como fortalecer sus valores, mejorar sus políticas. “Y aunque las políticas de gestión sean buenas, no es suficiente contar con ellas para marcar una casilla”.
Una iniciativa unilateral entre empresas e inversionistas no basta para generar un impacto. “Es la acción gubernamental combinada con una divulgación clara y coherente la que puede salvar al planeta. No una abreviatura que corre el riesgo de quedarse en el plano superficial”, concluye el artículo.
Conocer ambas caras de la moneda nos permite generar una visión particular sobre las prácticas que llevamos en nuestras empresas. ¿Qué consideras que haga falta para que estos criterios ESG tengan un impacto real? Definitivamente, es un tema que seguirá en el tintero, pero la realidad es que los tiempos han cambiado y la forma de hacer negocio también.
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