Para hacer crecer tu negocio necesitas pasar por un proceso de toma de decisiones. En este artículo veremos qué tanto estás tomando las correctas y si estás cometiendo algún error que afecte el desarrollo de tu negocio o startup para así poder evitarlo.
Los economistas usan el concepto de racionalidad limitada para explicar el proceso de toma de decisiones. La teoría de la racionalidad limitada fue planteada por el economista y politólogo Herbert Simon. En pocas palabras, es aquella que facilita una elección cercana al resultado económico óptimo, dado que encontrar el resultado optimo exacto sería demasiado costoso.
La racionalidad limitada es un método bastante bueno de toma de decisiones. Por ejemplo, los vendedores minoristas son muy buenos explotando la tendencia de los consumidores a practicar la racionalidad limitada.
En un caso práctico lo aplican cuando los precios acaban en 99 centavos, se intenta que el consumidor perciba un producto valorado en 2.99 pesos como significativamente más barato que otro valorado en 3.00 pesos. La racionalidad limitada hace que el consumidor dé más peso a los 2 pesos del precio que a los 99 centavos.
Desde el punto de vista de los economistas, los consumidores y los emprendedores en muchas ocasiones suelen ser irracionales, aunque no lo parezca a simple vista.
Es decir, una persona que toma una decisión con racionalidad limitada toma una decisión que se acerca, pero no conduce exactamente al mejor resultado económico posible.
No ver todo el panorama completo y no llevar a cabo un análisis del entorno son sólo algunos de las equivocaciones en el proceso de toma de decisiones. Con base en la teoría de la racionalidad limitada, a continuación, se verán otros 6 errores en la toma de decisiones económicas que pueden estar dañando el crecimiento exponencial de tu negocio.
La aversión al riesgo es la disposición que un tomador de decisión tiene de sacrificar cierto resultado económico a cambio de evitar un riesgo potencial. Un decisor irracional opta por una opción que le deja en situación peor que eligiendo otra opción disponible.
En ocasiones, en lugar de ser racionales, los individuos se comportan de manera irracional. Es decir, no ven los costes de oportunidad y toman decisiones que les dejan en una situación peor, en términos de rentabilidad económica y equidad, que si optaran por alguna de las opciones disponibles.
Existe algo que, de manera sistematizada, puedan decir los economistas y los psicólogos acerca del comportamiento económico irracional: los individuos tienden a ser irracionales de manera predecible.
Es una de las funciones del ego: tendemos a pensar que sabemos más de lo que en realidad sabemos. E, incluso alertados de los peligros del exceso de confianza, los individuos tendemos a valorarnos por encima de los demás.
El exceso de confianza puede causar problemas a la hora de cumplir con fechas límite. Pero puede causar problemas todavía más graves si afecta a la situación financiera de una persona. El exceso de confianza, en muchos casos, hace creer a los emprendedores (y a las personas en general) que su situación financiera es mejor de lo que en realidad es.
También puede llevar a malas decisiones de gasto e inversión. Por ejemplo, los inversionistas no profesionales que se comprometen en inversiones especulativas obtienen en promedio peores resultados que los brokers profesionales, debido a una confianza equivocada en su capacidad.
Otra variedad de exceso de confianza se manifiesta en el desmedido optimismo sobre el propio comportamiento futuro: mañana gastaré menos y ahorraré más, mañana le escribiré a ese posible socio, etcétera. Por supuesto, como todos sabemos, cuando mañana llega sigue siendo igual de difícil hacer eso que te estás planteando.
Este es otro error en la toma de decisiones, que para contrarrestarse se requiere de estrategias para mantener a una persona “controlada” a lo largo del tiempo. Cuando se facilita a una persona un modo de comprometerse hoy a una acción mañana, se contrarresta el hábito de aplazar actuaciones difíciles. En palabras llamas, hay que dejar de procrastinar.
La contabilidad mental es el hábito de asignar mentalmente dinero a diferentes partidas, haciendo que unos pesos valgan más que otros.
Uno de los grandes dolores de cabeza de los emprendedores es no tener control de sus finanzas. Según el estudio Negocios y dinero: Panorama de acceso a capital para pymes en México, realizado por WORTEV los emprendedores tienen un mal control administrativo y manejo financiero. Esto debido al desconocimiento de herramientas financieras, indicó el 42.4%.
La manera de contrarrestar este error es capacitándose en materia financiera, lo que mejorará el proceso de todo tipo de decisiones económicas.
La hipersensibilidad a perder supone una falta de disposición a reconocer pérdidas y seguir adelante. De hecho, en la jerga de los mercados financieros, la “disciplina de venta” es una cualidad muy deseable. Es decir, la capacidad de reconocer rápidamente que una acción comprada es una mala inversión y que es el momento de venderla limitando las pérdidas.
Muchos inversionistas, sin embargo, no son capaces de reconocer que han perdido dinero en acciones y que ese dinero no volverá. Es racional vender las acciones en ese momento y recuperar el dinero restante. Pero, la mayoría de la gente considera tan penoso reconocer la pérdida que evita venderlas durante más tiempo del que debería.
Según los autores Daniel Kahneman y Amos Tversky, la mayoría de la gente siente el dolor de la pérdida de 100 pesos alrededor de dos veces más que el placer derivado de ganar 100 pesos. Y ese miedo representa un error en la toma de decisiones.
La aversión a las pérdidas ayuda a explicar por qué los costes irrecuperables son tan difíciles de ignorar: ignorar un coste irrecuperable significa reconocer que el dinero gastado es irrecuperable, se ha perdido.
Otro comportamiento irracional es el llamado sesgo del statu quo, la tendencia a evitar la toma de decisiones. Muchas personas prefieren mantenerse en el status quo.
¿Por qué de esta decisión? Algunos autores consideran que se trata de una especie de “parálisis ante la decisión”. Cuando se dan muchas opciones, suele ser más complicado optar por una de ellas. Otros consideran que el problema es la aversión a la pérdida y el miedo a tener que lamentarse pensando que “si no tomo una decisión, entonces no tendré nada que lamentar”.
Sin embargo, incluso las personas irracionales saben que finalmente el hecho de no tomar una decisión ya es una elección.
Así que, los propietarios de una pequeña empresa que exageran permanentemente sus capacidades o se niegan a aceptar que su línea principal de negocio genera pérdidas. Entonces tarde o temprano tendrán que cerrar, a menos que aprendan a corregir estos errores en la toma de decisiones. Cuando la gente aprende de sus errores, como ocurre en la mayoría de los mercados, la racionalidad acaba por imponerse.
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