La pasión de Rodrigo Ruiz por la ciencia ficción, los brazos mecánicos, los exoesqueletos, los robots tripulados y los viajes al espacio vienen desde su infancia.
Cuando era niño sufrió de bullying en la escuela, tenía compañeros que lo amenazaron con una “arma tecnológica”, un motor con hélice de cartón, prendido con una pila.
Su reacción fue investigar de dónde habían sacado el motor, así que recordó que su prima tenía un despertador y de ahí podía sacar un pequeño motor, lo desarmó y conectó el motor a la corriente de luz. Su primer experimento se quemó.
Desde entonces, Rodrigo tuvo cierta inquietud por la ciencia ficción, todo lo relacionado con la robótica, los viajes al espacio. Cuando llegó el momento de estudiar la universidad decidió convertirse en ingeniero en robótica industrial por el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Después de trabajar siete años en Volkswagen de México, decidió emprender su propia empresa de servicios de ingeniería para la industria alimenticia, ferroviaria y naval. Sin embargo, fracasó debido su poca experiencia para gestionar un negocio.
Su segundo emprendimiento murió de éxito. Consiguió un socio holandés, pero comenzó a crecer de forma muy rápida que no tuvo capacidad para atender las exigencias del mercado.
Exoesqueletos para aumentar la fuerza de las personas
Dicen que la tercera es la vencida. Así que, en 2014 Rodrigo decidió crear Kotemah, una marca de manipuladores industriales o asistentes de carga. Con este primer producto empezó a fondear su tercera empresa: Koteos.
Su tercera empresa fue creada para construir productos tecnológicos que en el futuro sirvan para la minería de asteroides, una industria que busca explorar las materias primas de los asteroides y otros planetas.
Pero para llegar a ese nivel, que parece ciencia ficción, Koteos debe primero ser capaz de desarrollar un robot tripulado, que aumente las capacidades físicas y humanas de una persona. ¿Cómo? Usando tecnología de captura de movimientos, datos biométricos de los músculos e, incluso, control mental.
Y antes de llegar a un robot tripulado, Rodrigo desarrolló un plan que le permitirá crear productos que le ayuden a ir avanzando hacia su meta.
Así que primero creó y comenzó a vender los manipuladores industriales o asistentes de carga; después, a trabajar en un exoesqueleto, equipos que se pueden vestir e incrementan la fuerza física de las personas.
“El último estado del arte de nuestros productos es que una persona que esté completamente inhabilitada pueda operar uno de nuestros exoesqueletos con la mente y se pueda reintegrar al trabajo”, explica Rodrigo.
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Explorar nuevas industrias
Desde 2016, la empresa de Rodrigo presentó un crecimiento orgánico anual. Pasó en dos años de vender 5 millones de pesos a vender 10 millones de pesos en 2018. Entre sus clientes estaban Bosh, ADIENT y Stabilus.
Sin embargo, en 2019 decidió que tenía que empezar a moverse de una industria en la que estaban muy cómodos: la automotriz.
Así que empezaron a explorar industrias como la aeroespacial, por su pasión por la ciencia ficción. La industria de Alimentos y Bebidas (A&B), donde mueven cajas de bebidas en almacenes, usan los brazos robóticos para entregas finales en tienditas, supermercados o tiendas de conveniencia.
Y a la industria logística, considerando que con la pandemia su crecimiento ha sido exponencial, y grandes empresas como Amazon y Mercado Libre tienen más centros de distribución en México.
Además, “empezamos a explorar el Corporate Venture Capital para participar en pilotos dentro de los grandes corporativos, probar nuestra tecnología, mientras las afinamos”, señala.
La ventaja, enfatiza Rodrigo, es que los corporativos están convencidos de que necesitan soluciones tecnológicas para resolver problemas que a ellos les llevaría mucho tiempo desarrollar, por lo tanto empresas como Koteos son una alternativa.
Robotizar a las personas
Enero de 2020 se aprobó NOM036-1 que regula los factores de riesgo ergonómico de la industria. La norma anterior decía que un varón podía cargar más de 50 kilogramos, la norma actual dice que sólo puede cargar 25 kg.
Entonces los corporativos están viendo la opción de que sus productos tenga ese peso o tener una alternativa que les permita mitigar la lesión y reducir así las primas de riesgo ante el IMSS.
Ante la automatización de muchas industrias, que ha provocado el recorte de personal. Koteos ofrece la opción de potencializar las capacidades de los trabajadores con exoesqueletos que pueden cargar hasta 100 kg. y brazos robóticos en camiones o centros de distribución.
Esta opción reduce el costo para las industrias, reduce también el problema de desempleo por la sustitución de persona por máquinas y aumenta la calidad de vida de los operadores.
Hasta ahora han beneficiado con sus desarrollos tecnológicos a más de 100 empresas, han instalado más de 500 equipos en la industria y llevan más de 7,800 horas trabajadas en el primer robot tripulado mexicano.
Pandemia y cambio de planes
El 2020 fue un año difícil para todos, frenó el crecimiento orgánico que traían empresas como Koteos. Rodrigo asegura que primero hicieron un plan de contingencia para tres meses, que después se convirtió en seis meses y luego en nueve “…todavía seguimos modificando el plan en tiempo real”, confiesa.
Buscaron cumplir con los compromisos que tenían con sus clientes, tuvieron que reorganizaron los horarios de trabajo porque no son considerados una actividad esencial. Cuando no podían jugar con los horarios se apoyaron con proveedores para que les prestaran sus instalaciones para seguir haciendo ensambles.
Parte del equipo tuvo que hacer home office y estuvieron trabajando con los corporativos que le permitían hacer pruebas piloto con todas las medidas de seguridad.
Rodrigo señala que como emprendedor siempre encontrarán retos y aunque tengan una planeación a largo plazo, siempre habrá variables que no alcances a ver.
“Mis retos son constantes: tanto operativos como en el desarrollo de nuevos productos”, explica Rodrigo.
Creando el mundo de ciencia ficción
Hoy Koteos se encuentra perfeccionando sus productos y considerando la posibilidad de levantar capital para poder cumplir con sus objetivos.
El emprendedor sigue pensando en que ese mundo de ciencia ficción que leía en los comics cuando era adolescente pronto será una realidad y espera que sus exoesqueletos contribuyan a que el país sea parte de esa historia con el primer robot tripulado mexicano.
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