La creatividad y perseverancia son dos cualidades que debe tener un emprendedor. Para Jorge Castro y Mario López, ambas características han sido fundamentales desde que emprendieron por primera vez hace una década. Tras varios años de prueba y error con ideas fallidas, en 2016 dieron al clavo con un producto único en el mundo: los primeros zapatos ecológicos hechos con botellas de plástico y sargazo.
Ambos emprendedores son originarios de León, Guanajuato, capital del calzado en México; la cual concentra casi el 70% de la producción nacional. Precisamente Jorge pertenece a la cuarta generación de una familia de zapateros. Su abuelo aprendió el oficio y fue el primer emprendedor al que Jorge conoció, con un espíritu incansable.
La inspiración y lecciones de su abuelo motivaron a Jorge a emprender desde muy temprana edad. En entrevista para WORTEV, recordó un momento de su infancia cuando vendía dibujos de los personajes de la popular caricatura de los años 90 “Los caballeros del zodiaco”.
En la preparatoria conoció al que se convertiría en su mejor amigo y posteriormente en socio, Mario López. Como parte de una feria de emprendimiento escolar, a los 16 años Mario y Jorge crearon un prototipo de zapato con una suela intercambiable.
Dos años más tarde, emprendieron formalmente con la venta de sandalias. Sin embargo, un mal manejo financiero hizo que cerraran. Durante los años posteriores se alejaron de la idea y optaron por terminar sus estudios universitarios. Mario en Mercadotecnia y Jorge en Administración de empresas.
Algunos aprendizajes de estos años llevaron a Jorge a investigar más sobre zapatos ecológicos y la oferta a nivel mundial de calzado biodegradable. En 2010 encontró algunas empresas en Holanda y España, pero en México aún era un mercado inexplorado. Esto le despertó nuevamente la necesidad de emprender.
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El papá de Jorge les prestó un pequeño espacio en su fábrica de calzado para comenzar a hacer pruebas. El primer prototipo fue con corteza de árbol, pero el proceso no era sustentable. Después probaron con periódico, polietileno de fibras naturales, entre otros materiales que no resultaban viables para un calzado ecológico.
Aquí se enfrentaron además, al reto de rentabilidad y costeo. Después de un sondeo de mercado, descubrieron nadie estaba dispuesto a pagar más a pesar de los beneficios ambientales, a pesar de eso no desistieron.
Después de tres años de diversas pruebas, en 2015 encontraron en las botellas de plástico de PET la oportunidad que buscaban. Con un proceso de reciclaje de botellas, lograron hacer un material funcional y al mismo tiempo tenía impacto ambiental, que lograron patentar algunos años después. Ahí nació oficialmente la marca Renovare.
Con este material diseñaron cuatro modelos de zapatos ecológicos. Fabricados a partir del reciclaje de ocho botellas de plástico de 600 mililitros cada par, equivalentes a un 80% del total de materiales del zapato. Renovare comenzó a darse a conocer en ferias de emprendimiento y lograron sus primeras ventas a través de su tienda en línea.
En 2018 Jorge Castro participó en un programa de cinco meses de acompañamiento y mentorías para perfeccionar su producto. Uno de los mentores, le expuso la posibilidad de explorar con el sargazo, una macroalga que llega cada año a las playas del Caribe Mexicano en grandes cantidades desde 2014.
De acuerdo con la Secretaría de Marina, solo entre mayo y julio de 2019 se recogieron 38,892 toneladas de sargazo o algas en playas del Caribe Mexicano.
Al tener a la innovación como parte de su ADN, Jorge se entusiasmó con la idea de contribuir a erradicar la grave problemática que representa. Semanas después mandó pedir un costal de sargazo a una amiga que reside en Quintana Roo para comenzar a hacer pruebas de calidad, resistencia y abrasión con este material.
Para diciembre de 2018 ya contaban con el material terminado y patentado; en 2019 estaban listos para comenzar a producirlo masivamente. Para lograrlo necesitaban capital, así que comenzaron una campaña de difusión en medios de comunicación y a través de networking con cámaras de comercio.
A pesar del gran interés en este innovador calzado ecológico, no concretaron ninguna negociación para producirlo masivamente. A mediados de 2019 decidieron producirlo por cuenta propia y comercializarlo en su propia tienda en línea y con algunos distribuidores en México, Estados Unidos y Canadá.
Con este formato lograron vender alrededor de 5 mil pares desde 2019, sumando a Grupo Xcaret como uno de sus principales clientes. Sin embargo, el margen de utilidad no era suficiente para para costear la producción, así como pagos de insumos, a trabajadores e incluso, a los mismos fundadores.
A inicios de 2020 aún en proceso de lograr su rentabilidad, llegó la pandemia, que los obligó a cerrar durante siete meses por las medidas de confinamiento y los problemas financieros que enfrentaban.
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Durante estos meses, se dieron a la tarea de alinear nuevamente su modelo de negocios, así como su segmentación de mercado. Descubrieron que había un nicho que podían explorar en zapatos ecológicos: botas industriales con suela hecha a partir de ocho botellas de plástico recicladas y sargazo con la certificación NOM-113, una norma oficial mexicana en materia de calzado industrial en los centros de trabajo.
El producto fue atractivo para empresas como Ecoce, Femsa (Coca-Cola) y FedEx para sus trabajadores. Esta relación se convierte en un ganar-ganar, ya que, con la utilización de las botas industriales ecológicas, las grandes empresas muestran la implementación de prácticas sustentables.
Cambiar de un modelo B2C (dirigido al consumidor final) a B2B (dirigido a otras empresas) es el rayo de luz para alcanzar su rentabilidad. Entre sus planes está la creación de programas de responsabilidad con asociaciones, donando un porcentaje de las ganancias. Por ahora han cerrado alianzas con el hotel Moon Palace de Cancún para la recolección de sargazo.
Ser disruptivo ha representado un gran reto para estos emprendedores. Jorge Castro reconoce que emprender con zapatos ecológicos ha sido una carrera de resistencia, más que de velocidad. Aún así, Renovare continúa firme con su filosofía “Dejar una semilla para hacer de este mundo un lugar mejor”.
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Mario López y Jorge Castro compartieron su historia y principales retos ante cuatro expertos en empresas sustentables durante nuestro evento WORTEV Rise Day. Emprendimiento Triple Impacto: rentable, responsable y social. Revive en este link las recomendaciones que recibieron.
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