Qué es una API
API son las siglas de Application Programing Interface o interfaz de programación de aplicaciones. Es un término bien conocido para programadores y desarrolladores de sitios web. Sin embargo, es de interés entender qué es y para qué sirve, especialmente para las empresas.
De manera sencilla, se puede definir como un conjunto de reglas y protocolos que permiten a diferentes aplicaciones de software comunicarse entre ellas. La API establece qué información le pide una aplicación a otra y cómo la segunda le debe “contestar”. Especifica el formato, la estructura, los parámetros de la información que se transmite.
Beneficios de las API
Las API son una excelente herramienta para facilitar el desarrollo de software, así como para crear flujos de trabajo entre programas. Al aprovechar las funciones de una aplicación para complementar otra se ahorra mucho trabajo, dinero y tiempo.
Además de ahorrar en varios sentidos, utilizarlas fomenta la innovación. Permiten combinar funcionalidades para crear programas más robustos y creativos. Y también dan la posibilidad de crear sistemas más intuitivos y fáciles de usar, mejorando la experiencia del usuario.
¿Cómo funciona una API?
Para comprenderlo mejor, pensemos en que una empresa tiene un programa (software) en el que se registra el inventario en tiempo real. Es decir, ahí se puede ver cuántos productos hay en existencia, si habrá salidas o renovación de stock. Asimismo, la empresa cuenta con una tienda en línea, en la que necesita tener sus existencias en tiempo real. Para no actualizar los dos programas por separado, se puede usar una API.
La API servirá como intermediaria de la información. Por un lado, la tienda en línea le “pedirá” al software de inventario la información de la cantidad de productos disponibles. La API hará la petición, tomará la información y la colocará en el sitio web. De esta manera, ambas plataformas estarán conectadas.
Ejemplos de APIs
- De redes sociales: Estas permiten, por ejemplo, conectar las menciones que se realicen en redes sociales con tu sitio web. Así, se mostrarán siempre las más recientes sin necesidad de actualizaciones manuales.
- De plataformas de marketing: Dan la oportunidad de conectar la información recabada en un formulario en tu sitio web, por ejemplo, y depositarla en tu base de contactos para que posteriormente le puedas enviar una campaña de email marketing.
- De mapas: Ya sea de google o de otra compañía con geolocalización en mapas, permitirá incluir esta funcionalidad en tu sitio web, app o interfaz.
- De pagos: Sirven para conectar los servicios de pago a cualquier plataforma digital para utilizar su servicio fácilmente.
Tipos de API
- Según su desarrollador y usuario
Existen 4 tipos de API, dependiendo de su propietario o desarrollador.
- API pública o externa: Son APIs que las empresas y desarrolladores ponen abiertas al público para su utilización. Es decir, cualquiera puede usarla. La mayoría son gratuitas, pero también hay de paga. En esta categoría entran la de los software abiertos al público, como la API de google maps (gratuita) o google translate (de paga).
- API privada o interna: Son aquellas disponibles solo para un grupo de usuarios, usualmente los empleados o socios de una empresa. En general, su funcionalidad es para compartir datos internos.
- API de socios: Este es el caso de aquellas que comparten datos entre empresas. Su acceso es controlado entre los socios y suelen tener funciones específicas y especializadas, personalizadas para las empresas involucradas.
- API compuesta: Estas api son una mezcla de varias. Utilizan datos o funciones de varias apis externas o internas.
Según su función
Ahora bien, las APIs también pueden clasificarse dependiendo de su funcionalidad.
- De datos: Manejan datos entre diferentes bases o diferentes sistemas. Por ejemplo, las que transmiten datos entre un banco y su sistema de atención al cliente.
- De sistemas: Proporcionan acceso a funciones de uno o varios sistemas. Por ejemplo, en un CRM.
- De pago: Tramitan los pagos entre una tienda en línea y un banco, por ejemplo.
- De mensajería: Envío de mensajes de texto, imagen o cualquier formato. Puede ser dentro de una misma empresa o entre personas. Por ejemplo, conexiones con plataformas como Slack o envío de mensajes automatizados a clientes vía SMS o Whatsapp.
- Web: Esta puede ser completamente personalizada. Su objetivo general es transferir datos (de cualquier clase) entre sistemas, dispositivos o programas.
Protocolos API
Con esto nos referimos a los diferentes tipos de conjuntos de reglas bajo las cuales se realiza el intercambio de información entre aplicaciones, sistemas o softwares. Los principales protocolos API son:
- API REST (Representational State Transfer): Utiliza HTTP para crear aplicaciones. Es el más conocido y más usado, por su facilidad y accesibilidad. Suelen utilizar principalmente datos en XML o JSON para el intercambio de datos. Tienen la característica de que las respuestas se pueden almacenar en caché, además de estar orientadas a recursos.
- API SOAP (Simple Object Access Protocol): Utiliza HTTP y SMTP para mensajería con un formato específico. Permite solicitudes más complejas que la API REST. Puede crear, eliminar, actualizar o recuperar datos.
- API RCP (Remote Procedure Call): Significa llamada a procedimiento remoto. Lo que hace es manejar acciones en lugar de datos. Por ejemplo, ejecutar una alerta de error.
- API GraphQL: Sirve para consultar múltiples datos en una sola llamada. Permite que el usuario especifique los datos exactos que necesita y el formato en el que los necesita.
- API Websocket: Permiten una comunicación bidireccional entre herramientas o servidores. Se utilizan para lograr actualizaciones en tiempo real, juegos y mensajería personal.
Nombramos algunas de las más usadas. Sin embargo, ya se encuentran APIs para una cantidad de funciones, como streaming, gestión de tareas y hasta unas que involucran IA.
Las API son una herramienta poderosa para que las empresas puedan manejar su información de manera eficiente y segura, tanto de manera interna como para con sus clientes. En algunos casos son fáciles de implementar, pero a medida que los proyectos crecen, los desarrollos tecnológicos tienden a ser más complejos.
Es por eso que lo más recomendable es tener un experto de tu lado. Una tendencia actual es que las empresas ya no cuentan con un área interna de Tecnologías de la Información. Es más redituable y operativamente amigable contratar expertos externos.
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